Desalojados 50 edificios en Barcelona tras el hundimiento de un inmueble.El hundimiento parcial de un edificio del barrio del Carmel de Barcelona, que ya estaba desalojado a causa de un desprendimiento causado por las obras del túnel de la línea 5 del metro, ha obligado hoy a desalojar preventivamente a los vecinos de 50 edificios de la zona, sin causar heridos.
Me parece increible que todavía puedan suceder cosas así; aunque más increible me parece que, en declaraciones de ayer mismo, el Sr. Clos (excelentísimo por supuesto) afirme que en pocas horas las familias desalojadas podrían acceder a sus hogares, y que hoy finalmente el edificio, contrariamente a las previsiones, se haya venido abajo.
Esta notícia nos toca de cerca, ya que vivimos muy cerquita de esa finca. Toda nuestra familia vive en el barrio, así que tras oir la notícia, empiezan las llamadas para comprobar que todos esten bien, y una vez comprobado que puedes estar tranquilo es cuando empiezas a pensar en las consecuencias de este tipo de incidentes.
Hay que dar gracias que (aparentemente) no hay daños personales, pero si evaluas la situación no deja de ser un verdadero caos.
Sólo imaginar perder nuestra casa me parece angustioso. No por la casa en si (que también), sino por todo lo que en ella tienes. Y no me refiero a lo material, sino a todos tus recuerdos, a todas aquellas cosas que guardan un valor sentimental: las fotos de tus hijos, los videos de los momentos más especiales, las imagenes de los viajes que realizaste, aquel jersey que lleva contigo desde los 14 años y que tanto esfuerzo le costó a tu hermana regalarte, tus libros con sus notas, las logs grabados con el que pasaría a ser el padre de tus hijos y tantas cosas... Cosas que nunca podrías volver a recuperar.
En casos así, uno prefiere no pensar...
Pero el panorama que por el momento se les presenta a algunas personas tampoco es nada agradable. El desalojo temporal de al menos 200 famílias plantea también un problemón para ellas. Si me pongo en su lugar... ¿Que haríamos nosotros con tres niños? ¿Sin los medios a los que estás acostumbrado? ¿Como iría el día siguiente a trabajar? ;¿Comprar ropa nueva? ¿invadir la casa de tus padres o dormir en un hotel sin ningún artículo personal?.
No sé! Por eso, cuánto más lo pienso, más cuenta me doy de que cada día hemos de agradecer lo que vivimos y la forma en que lo hacemos.
Me parece increible que todavía puedan suceder cosas así; aunque más increible me parece que, en declaraciones de ayer mismo, el Sr. Clos (excelentísimo por supuesto) afirme que en pocas horas las familias desalojadas podrían acceder a sus hogares, y que hoy finalmente el edificio, contrariamente a las previsiones, se haya venido abajo.
Esta notícia nos toca de cerca, ya que vivimos muy cerquita de esa finca. Toda nuestra familia vive en el barrio, así que tras oir la notícia, empiezan las llamadas para comprobar que todos esten bien, y una vez comprobado que puedes estar tranquilo es cuando empiezas a pensar en las consecuencias de este tipo de incidentes.
Hay que dar gracias que (aparentemente) no hay daños personales, pero si evaluas la situación no deja de ser un verdadero caos.
Sólo imaginar perder nuestra casa me parece angustioso. No por la casa en si (que también), sino por todo lo que en ella tienes. Y no me refiero a lo material, sino a todos tus recuerdos, a todas aquellas cosas que guardan un valor sentimental: las fotos de tus hijos, los videos de los momentos más especiales, las imagenes de los viajes que realizaste, aquel jersey que lleva contigo desde los 14 años y que tanto esfuerzo le costó a tu hermana regalarte, tus libros con sus notas, las logs grabados con el que pasaría a ser el padre de tus hijos y tantas cosas... Cosas que nunca podrías volver a recuperar.
En casos así, uno prefiere no pensar...
Pero el panorama que por el momento se les presenta a algunas personas tampoco es nada agradable. El desalojo temporal de al menos 200 famílias plantea también un problemón para ellas. Si me pongo en su lugar... ¿Que haríamos nosotros con tres niños? ¿Sin los medios a los que estás acostumbrado? ¿Como iría el día siguiente a trabajar? ;¿Comprar ropa nueva? ¿invadir la casa de tus padres o dormir en un hotel sin ningún artículo personal?.
No sé! Por eso, cuánto más lo pienso, más cuenta me doy de que cada día hemos de agradecer lo que vivimos y la forma en que lo hacemos.
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